Cánceres infantiles

No hay un cáncer, sino más de 60 tipos diferentes de cánceres pediátricos, que se pueden "agrupar" en varias familias, que incluyen: leucemias, tumores del sistema nervioso central, linfomas, carcinomas, tumores de la línea germinal y epiteliales, sarcomas óseos y extraóseos , así como varios tumores aún más raros. Al igual que en los adultos, el cáncer con un mismo nombre puede ocultar realidades específicas y necesidades terapéuticas.

Los orígenes de los cánceres pediátricos

Contrariamente a la creencia popular, el cáncer rara vez es hereditario (menos del 5% de los casos). Solo los tumores de retina, así como algunos cánceres muy raros, se pudieron encontrar de una generación a la siguiente debido a una predisposición genética. En otras palabras, el cáncer puede afectar a todos los niños, sin restricciones geográficas, sociales o genéticas (más del 95% de los cánceres no son hereditarios).

Si bien se han identificado claramente los factores ambientales que favorecen el desarrollo del cáncer en adultos (alcohol, tabaco, productos tóxicos, virus, etc.), en general no se conoce con certeza el origen de los cánceres pediátricos.

Sin embargo, diversas realidades sugieren, ante el aumento de casos (incidencia de + 1 a + 3% anual), que en determinados cánceres pediátricos podrían estar implicadas causas ambientales: plaguicidas, campos electromagnéticos, contaminación, virus, etc. O a una combinación de varios de estos factores. Fomentar el desarrollo de estudios epidemiológicos sobre el cáncer infantil sin duda mejoraría la prevención y reduciría el número de niños a tratar.


Características específicas

Los cánceres pediátricos tienen características específicas que no se encuentran en los tumores de adultos. Si bien los adultos desarrollan principalmente carcinomas (cánceres que se desarrollan a partir de tejido epitelial similar a la piel), este tipo de cáncer es muy poco frecuente en los niños. En los menores de 15 años encontramos principalmente leucemias y linfomas, cánceres del sistema linfático, tumores cerebrales, los llamados tumores embrionarios.

Estas diferencias explican la rapidez a menudo extrema de su crecimiento, en unas pocas semanas, a veces en unos pocos días, que sin embargo no es proporcional a su gravedad. Se debe a la alta proporción de células en división en estos tumores.

 

¿Cómo curarlos?

Cierto número de cánceres pediátricos "responden" a tratamientos (quimioterapia y radioterapia) que se desarrollan principalmente para adultos y "reciclados" para niños. Por ejemplo, la tasa de supervivencia de los niños con cáncer es de aproximadamente el 70% durante 10 años.

Esto significa que uno de cada 4 niños no se curará. Además, varios estudios muestran que estos tratamientos suelen ser muy tóxicos y que la mayoría de los niños tienen secuelas, algunas de las cuales duran toda la vida. Finalmente, muchos pacientes recaen debido a que los tratamientos no matan todas las células cancerosas, que dentro del mismo tumor no todas tienen las mismas propiedades.

Algunos cánceres pediátricos son muy diferentes de los cánceres de adultos. Este es el caso de la mayoría de los tumores cerebrales que son proporcionalmente mucho más comunes en los niños. Finalmente, algunos cánceres solo existen en niños y adolescentes: este es el caso de los tumores del tallo cerebral.

Los cánceres específicos de los niños pueden requerir tratamientos "individualizados", convencionales, innovadores (inmunoterapia, terapia génica, etc.) o los resultantes del reposicionamiento del fármaco. Por no hablar del papel de la cirugía o la donación de médula ósea en la leucemia. De manera más general, el papel de la investigación fundamental y preclínica es decisivo, tanto para comprender mejor los mecanismos del cáncer infantil como para proponer vías terapéuticas adecuadas. ¡De ahí la absoluta necesidad de acelerar la investigación!